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Dr. José López Miranda,
Presidente de la SEA
"Nuestro gran reto es la renovación, a través de la incorporación de talento joven"
FECHA DE PUBLICACIÓN: 30/07/2025

José López Miranda
“Mi reto es hacer, al menos, la mitad de lo que han hecho mis predecesores. Ellos han sido científicos extraordinariamente destacados, han hecho una labor extraordinaria. Yo lo que pretendo es consolidar, mantener y aumentar lo que ellos han hecho”
El
Dr. José López Miranda
es el nuevo Presidente de la SEA para los dos próximos años. El cambio de junta se produjo en junio, en el marco del XXXVII Congreso de Sitges (Barcelona). Además de liderar nuestra Sociedad, es jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y de la Unidad de Lípidos y Arteriosclerosis de dicho hospital. También es investigador del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba y de la Universidad de Córdoba. El
Dr. José López Miranda
es uno de los investigadores más destacados de nuestro país en salud cardiovascular y, concretamente, en el papel de la nutrición y el estilo de vida en la prevención. En este sentido, lideró el celebrado
estudio CORDIOPREV, sobre el valor de la Dieta Mediterránea en la prevención secundaria cardiovascular. Como nuevo Presidente de la SEA, considera uno de sus grandes retos conseguir ampliar la base de socios, especialmente con profesionales jóvenes.
¿Cómo afronta su mandato como presidente de la SEA? ¿Cuáles son sus objetivos principales?
J.L.M. Presidir la SEA supone para mí un reto, un desafío y, al mismo tiempo, un privilegio, puesto que he sido socio de la SEA desde sus inicios y he asistido regularmente a todos los congresos.
Mi reto es hacer, al menos, la mitad de lo que han hecho mis predecesores. Ellos han sido científicos extraordinariamente destacados, han hecho una labor extraordinaria. Yo lo que pretendo es consolidar, mantener y aumentar lo que ellos han hecho. Especialmente en dos aspectos fundamentales que son claves para los próximos años: el primero es conseguir la estabilidad financiera de la SEA. Y el segundo, el más importante de todos, es aumentar la base. Nuestro gran reto es la renovación, a través de la incorporación de talento joven. Tenemos que captar a jóvenes que continuen con la labor que ya se inició por los fundadores en el año 1988 y que hemos ido manteniendo.
¿Cómo es, y como desea que sea, la relación de la SEA con otras sociedades científicas?
J.L.M.
Considero que nuestro tercer gran reto es la relación con otras sociedades científicas hermanas y con otros organismos, que debe ser muy estrecha y fluida. Con la Sociedad Española de Cardiología, la Sociedad Española de Medicina Interna, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, y la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular, especialmente. Hemos de seguir potenciando la colaboración mutua: trabajar juntos haciendo ciencia, difundiendo nuestros conocimientos y ver cómo conseguimos que a todos nuestros socios les lleguen las herramientas de formación más adecuadas para que cada vez tratemos mejor a nuestros pacientes con enfermedad arteriosclerótica y cardiovascular.
La investigación, por tanto, sigue siendo uno de los grandes ejes de trabajo para la SEA, ¿no es así?
J.L.M.
Por supuesto que sí. Esta Sociedad se caracteriza por ser extraordinariamente científica. Es decir, lo que prima en la SEA es la ciencia. Y la interdisciplinariedad: detrás de esta sociedad no hay una sola especialidad médica, y esta es una gran ventaja. La componemos un grupo de socios científicos y profesionales procedentes de múltiples ámbitos, como Medicina Interna, Endocrinología, Ciencias Básicas, Cardiología, Atención Primaria, etc, y que tenemos como objetivo abordar la enfermedad arteriosclerótica desde el manejo de los factores de riesgo, como los llamábamos antes, o de los factores causales, tal y como los denominamos actualmente: las hiperlipemias, fundamentalmente. Es decir, hasta ahora el aumento del colesterol LDL y, a partir de ahora, también el incremento de la lipoproteína(a) o lp(a). Lo que pretendemos es continuar con la política de fomento de la investigación colaborativa, con otras Sociedades y, por supuesto, también internamente entre nuestros socios.
Y, como ha dicho antes, implicar a nuevos talentos, científicos jóvenes que sigan adelante con todos los proyectos de la SEA.
J.L.M. Claro. Es necesario mantener, continuar y fomentar la política de formación de la gente joven, de los que inician el camino en el manejo de la enfermedad lipídica. Porque los que iniciamos esta Sociedad allá por 1988 estamos a punto de jubilarnos o nos queda un trayecto profesional ya relativamente corto. Y son los jóvenes a quienes tenemos que ilusionar para que continuen con todas las labores de ciencia, de formación y de relaciones institucionales que hemos logrado poner en marcha. Tenemos dos años para todo ello. Hay mucho trabajo por delante y esperamos hacerlo tan bien como mis predecesores, que ya hicieron muchísimo.
Si quisiéramos animar a un joven profesional a asociarse a la SEA, ¿qué podemos decirle que le aportará formar parte de ella?
J.L.M.
Fundamentalmente hay un elemento diferenciador: ciencia, calidad científica y formación en un área de capacitación específica muy diferenciada: el manejo de factores etiológicos y factores de riesgo cardiovascular que determinan la enfermedad arteriosclerótica. Formando parte de la SEA, podrá adquirir un grado de experto en el manejo de transtornos lipídicos y metabólicos, y en el manejo de la enfermedad cardiovascular. Eso es lo que le va a aportar la SEA, desde la perspectiva de ser una de las sociedades más científicas que yo conozco.
“Hay que estar a la vanguardia del avance científico y de la transmisión de los conocimientos desde la investigación a la práctica clínica. Y esto la SEA es lo que mejor hace”
La formación continua es clave, dado que cada vez se complica más la medicina cardiovascular, en el sentido positivo, porque se está avanzando mucho en detección y tratamientos y hay una necesidad constante de estudio y aprendizaje.
J.L.M. Absolutamente sí. En los últimos 10 – 15 años ha habido una gran revolución en el manejo y en el tratamiento de los factores etiológicos y de los factores de riesgo cardiovascular. Cuando yo empecé, para el tratamiento de las hiperlipemias, teníamos muy poquitas herramientas terapéuticas: los fibratos, las resinas, el ácido nicotínico, que había que prescribirlo con fórmula magistral, y poco más. También nos faltaban herramientas diagnósticas, no teníamos herramientas de diagnóstico genético, ni técnicas adecuadas de valoración y evaluación de la pared vascular, etc. Todo eso ha cambiado y lo ha hecho a un ritmo vertiginoso, y de la mano de una de las señas de identidad de la SEA: la ciencia, el avance de la investigación. Hay que estar a la vanguardia del avance científico y de la transmisión de esos conocimientos desde la investigación a la práctica clínica. Y esto la SEA es lo que mejor hace.
Y seguirán llegando avances en breve...
J.L.M. De no tener casi nada, hemos pasado a disponer de múltiples herramientas de diagnóstico genético, de terapias de silenciamiento génico, nuevas terapias de inhibidores, de estatinas... y todo lo que viene, con nuevas dianas terapéuticas con lp(a), con inhibidores de angiopolletina 3, etc... La revolución de los últimos 10 años en el manejo de los transtornos lipídicos, tanto en los aspectos diagnósticos como en los terapéuticos, ha sido enorme. Y lo que se espera probablemente sea todavía más innovador, con las nuevas terapias de silenciamiento génico, que es la siguiente revolución.
¿Y en qué consisten?
J.L.M. Cuando un gen está sobre expresado origina daños. Ahora, podemos silenciarlo. Por ejemplo, el PCSK9: si aumenta mucho su expresión, bloquea a los receptores LDL y los degrada. Con los inhibidores actuales ya podemos inhibir ese gen, pero a partir de ahora podremos bloquearlo con nuevas terapias que consiguen impedir no solo que ese gen se exprese, sino hacerlo de forma definitiva. Esas son las nuevas terapias que ya están en fase experimental y con unas expectativas extraordinariamente relevantes en cuanto a manejo de ciertos transtornos lipídicos relacionados con genes concretos.
Esto significa que llegarán nuevos fármacos que se comercializarán y seguirán aportando mejoras en el tratamiento.
J.L.M.
Exactamente. Lo que nos viene son los oligonucleótidos antisentido y los RNA de interferencia frente a lp(a): bloqueamos la síntesis de lp(a) como una forma extraordinariamente eficaz de impedir que sintetice y la reducimos en más de un 98%. Es algo extraordinario, porque sabemos ya que la lp(a) es un factor causal de enfermedad arteriosclerótica muy importante. Eso es lo que viene en los próximos años. Ya estamos a la espera de los próximos ensayos clínicos, en los que están involucrados muchos miembros de la SEA. Y después llegará la terapia génica con angiopolletina 3.
¿Todas estas no son demasiadas novedades constantes para que los médicos de Atención Primaria puedan estar al día de todo, siendo ellos la puerta de entrada de los pacientes en el sistema de salud?
J.L.M.
Esto es como una pirámide: Atención Primaria es la gran base y, por tanto, tienen que conocer las posibilidades de tratamiento que existen, no ser expertos en manejarlas, pero tienen que estar al día, saber qué tratamientos existen, cuándo están indicados, qué posibilidades de uso hay, para que se pueda derivar a los pacientes susceptibles de ser beneficiarios de esos tratamientos a una Unidad de Lípidos (UL) especializada donde sí que se le puedan aplicar las terapias. Por eso es clave que toda la información y los avances se transmitan verticalmente.
“Yo, como veo la medicina es como una medicina colaborativa: el enfermo no es ni tuyo ni mío. Es de todos”
¿Todavía el primer elemento para identificar a un paciente y derivarlo a consultas más especializadas es el colesterol alto o hipercolesterolemia?
J.L.M.
Ahora mismo, en la Atención Primaria, en lo que respecta a una posible derivación a UL, los elementos clave son las hipercolesterolemias, las hipertrigliceridemias y, dentro de poco, la elevada lipoproteína(a), y todos los factores de riesgo cardiovascular que no estén bien controlados, como hipertensión u otros. El médico de Atención Primaria tiene que saber que detrás de él hay unidades especializadas con expertos en el manejo de estos factores de riesgo que le pueden ayudar a controlar a sus pacientes. Yo, como veo la medicina es como una medicina colaborativa: el enfermo no es ni tuyo ni mío. Es de todos. Y cada uno tenemos que aportar nuestro granito de arena para que se beneficie de todas las herramientas terapéuticas, con un único objetivo: que no desarrolle enfermedad cardiovascular. Nuestro principal objetivo es la prevención, evitar infartos, ictus, enfermedad arteriosclerótica, etc.
“Nuestra misión es intentar que el infarto no llegue, con tratamientos precoces sobre los factores de riesgo”
Nunca mejor dicho, es mejor prevenir que curar.
J.L.M.
Por supuesto. Hemos de trabajar para que cada vez la atención sea más precoz, y empezar a actuar cuanto antes, mejor. Solo cuando se diagnostica precozmente a los pacientes, por ejemplo con hipercolesterolemia familiar, es cuando se les trata adecuadamente y se previenen eventos. Tenemos que basar toda nuestra estrategia terapéutica en tratar lo que desencadena la enfermedad y no tratar las manifestaciones de la enfermedad o los síntomas, que ya son el infarto, el ictus isquémico, la arteriopatía periférica... Ahí ya llegamos tarde. Por lo tanto, tenemos que cambiar el paradigma. Hasta ahora, hemos tratado los infartos, y lo hemos hecho enérgicamente y bien, y tenemos que seguir haciéndolo. Pero nuestra misión es intentar que el infarto no llegue, con tratamientos precoces sobre los factores de riesgo.
“El primer tratamiento que debemos generalizar para toda la población, especialmente en aquellas personas con hiperlipemia y factores de riesgo, es un estilo de vida saludable”
Además del tratamiento, del abordaje científico y de la investigación, usted es un gran defensor del estilo de vida, y son famosos sus estudios que avalan la importancia del mismo en la salud cardiovascular.
J.L.M.
Es un aspecto clave. Si le digo a un paciente que debe recibir terapia farmacológica, no es para que sustituya la terapia de estilo de vida. Es algo básico y lo es para todo el mundo. Es el primer tratamiento que debemos generalizar para toda la población, especialmente en aquellas personas con hiperlipemia y factores de riesgo. Eso es invertir en salud a lo largo de toda la vida. Y nada va a sustituir el efecto beneficioso que tiene toda esa terapia de modificación de los estilos de vida hacia un modelo saludable, y no solo de alimentación. Hablamos también de buenos hábitos de sueño, de eliminar hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol, de hacer ejercicio físico, de evitar la obesidad, controlar la diabetes, etc... Eso no lo puede compensar ningún fármaco. Los medicamentos van a ayudar a mejorar todavía más.
En este aspecto, ¿cree que lo estamos haciendo bien en España, o que estamos lejos de un estilo de vida saludable?
J.L.M. Lo estamos haciendo muy mal. Como sociedad en su globalidad, lo estamos haciendo fatal, y en muchas ocasiones estamos haciendo todo lo contrario de lo que deberíamos hacer. En primer lugar, estamos abandonando el modelo de alimentación mediterránea tradicional: prácticamente menos del 20% de la población española sigue este modelo. Y, desgraciadamente, este porcentaje es mayor en las personas de edad y mucho más bajo o casi inexistente entre los jóvenes. Se están consumiendo precocinados y alimentos basura cada vez más. Se consumen muchos carbohidratos simples, un exceso de sal y apenas legumbres o fruta, y cada vez menos verdura y menos pescado. Se basa la dieta en carnes y derivados.
Además, cada vez se usa más el coche para desplazarse y menos los pies para moverse.
Parece un retroceso social, porque seguramente nuestros abuelos lo hacían mejor y con menos medios.
J.L.M. Es un retroceso radical. Y la consecuencia de esto es la enfermedad metabólica, la obesidad. Desgraciadamente, España, y todos los países occidentales, están sufriendo una pandemia de enfermedad metabólica. Más de la mitad de los españoles o tienen sobrepeso o tienen obesidad. Es una auténtica barbaridad. Y eso es la antesala del síndrome metabólico, de la diabetes, de la enfermedad cardiovascular.
Tenemos que seguir diciéndolo y comunicándolo incansablemente...
J.L.M.
Sí, tenemos que hacerle ver a todos los españoles el beneficio que tiene para salud, no solo cardiovascular. Otras enfermedades como el cáncer o enfermedades crónicas también tienen que ver con los hábitos de vida.