ENTREVISTAS Dr. Miguel Ángel Barba Romero

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Miguel Ángel Barba Romero, Médico Internista, responsable de la Unidad de Lípidos (UL) del Complejo Hospitalario y Universitario de Albacete.

"La enfermedad cardiovascular es responsable aproximadamente de 1 de cada 3 muertes producidas en Albacete”

FECHA DE PUBLICACIÓN: 20/01/2023

Miguel Ángel Barba Romero

“La educación en salud y alimentación debería empezar en el hogar familiar, con los niños pequeños. Evitar la obesidad infantil es uno de los retos que tenemos para este siglo”.

La UL dirijida por el Dr. Miguel Ángel Barba Romero es una de las más antiguas de España, dada de alta como tal y acreditada por la SEA en el año 2000, aunque funcionante desde finales de los años 90. El Dr. Barba Romero está al frente de esta consulta, en la que cuenta con la asistencia de una enfermera, y colabora con los servicios de Cirugía Cardiovasvular, Cardiología y Neurología. En esta entrevista, nos habla de salud cardiovascular e insiste en que la prevalencia de las dislipemias en nuestro país sigue siendo muy alta, entre otras cosas, porque no comemos bien.

¿Por qué se decidió poner en marcha esta UL? ¿Se detectó alguna carencia o necesidad asistencial concreta en la zona?


M.A.B. Al finales de los 90 se empezaron a publicar los resultados de los primeros ensayos con estatinas, y se empezó a tener acceso a esta herramienta, mucho más potente que toda la farmacopea que existía previamente para tratar las enfermedades cardiovasculares. Ello, junto con la gran prevalencia en nuestra sociedad occidental de este tipo de eventos, nos impulsó a trabajar con más intensidad para intentar mejorar y optimizar el control de este factor de riesgo. Aunque después, en la consulta, no solo nos hemos centrado en el tratamiento de la dislipemia, sino que hacemos un abordaje más integral de la salud de nuestros pacientes, como especialistas en Medicina Interna que somos: controlamos la tensión arterial, el tabaquismo, la diabetes, trabajamos para una educación básica nutricional, etc.

¿Cuál es el principal objetivo de su UL: asistencial, formativo, científico...?


M.A.B. Fundamentalmente la labor es asistencial, pero también hemos hecho durante todos estos años una labor docente, participando en sesiones clínicas hospitalarias sobre la importancia del control de los factores de riesgo cardiovascular y la dislipemia. Hemos hecho muchas sesiones de formación con médicos de Atención Primaria, para ayudarles en su conocimiento específico sobre metabolismo lipídico. También hemos acogido a algunos residentes que, de manera voluntaria, han querido trabajar con la UL. Y hemos participado en algún ensayo clínico en fase 3 y en fase 4.

¿Qué tipo de pacientes se visitan con ustedes y desde dónde llegan a su UL?


M.A.B. Nos nutrimos mucho de la Atención Primaria (AP), desde donde nos derivan sospechas de pacientes que pueden tener dislipemias genéticas, para confirmarlas o para que nosotros podamos solicitar el estudio genético correspondiente. También nos llegan pacientes desde otras consultas del hospital, sobre todo de Cardiología y en menor grado, Neurología, que se se están implicando cada vez más en el control de los factores de riesgo cardiovascular. Y un perfil de paciente que en los últimos años estoy atendiendo cada vez más en la consulta, derivado tanto de AP como del propio hospital, son los intolerantes a las estatinas, para analizar si pueden ser candidatos al tratamiento con los inhibidores PSCK9, ya que se analiza de manera individual cada petición en un comité hospitalario específico y se decide si el paciente se adecúa o no a los requisitos establecidos.

En Albacete, ¿existen datos de prevalencia de enfermedad cardiovascular? ¿Qué eventos o enfermedades son más prevalentes? 


M.A.B. Los últimos datos de la provincia los publicó el INE en 2021, sobre el año 2018, y estamos en una situación muy similar a la media española. La enfermedad cardiovascular es responsable aproximadamente de 1 de cada 3 muertes que se producen en Albacete: de origen coronario en los hombres, y cerebrovascular en las mujeres. En nuestra Comunidad Autónoma, quizás la incidencia de mortalidad cardiovascular está un poquito por debajo de la media española, pero muy poco: 230 casos por 100.000 habitantes. Básicamente, reproducimos el patrón general de nuestro país. Aunque, en teoría, somos un país con fama de seguir la Dieta Mediterránea, somos casi los que menos la seguimos realmente. Y, aunque tenemos una incidencia inferior de enfermedad cardiovascular que otros países europeos, la enfermedad está ahí y supone no solo mortalidad, sino que también es importante en términos de morbilidad, de recursos dedicados e ingresos hospitalarios. De hecho, es la primera causa de ingreso en hospital en España.

¿Comemos mal, los españoles?


M.A.B. Hoy en día, con la globalización y la abundancia de supermercados, tenemos la oportunidad de tener todo tipo de alimentos a nuestro alcance pero no seguimos el patrón saludable de basar la dieta en verduras y legumbres, pocos hidratos de carbono, pocas grasas y no saturadas. No lo hacemos así. Y encima nuestras ocupaciones son siempre menos físicas y más sedentarias, tenemos un tipo de vida que nos deja poco tiempo para cocinar, las familias no comen juntas, se tira mucho de productos ultraprocesados ya preparados, más ricos en sal, grasas, azúcares... Nos hemos ido alejando del patrón de nutrición saludable.

Dada esta situación, le tocará una ardua tarea de educar en salud y prevención cardiovascular en su UL. ¿Cuál es la mejor manera para que cale socialmente el mensaje?


M.A.B. Es una labor compleja, porque necesita de la participación de muchos actores. La educación en salud y alimentación debería empezar en el hogar familiar, siendo los padres conscientes de transmitir un patrón de alimentación y de actividad física a sus hijos desde bien pequeñitos. También se requiere del apoyo de las escuelas: que en los comedores escolares se ofrezcan dietas saludables para reforzar la educación recibida en casa y que se promueva una actividad física real en los centros educativos. Evitar la obesidad infantil es uno de los retos que tenemos para este siglo. También se necesitan planes para evitar el inicio del consumo del tabaco. Las instituciones públicas tienen que comprometerse en realizar campañas efectivas para promocionar la actividad física, el bajo consumo de sal, anti tabaco, etc... Todo ello unido puede hacer mucho. Y nosotros, desde nuestro trabajo en la Sanidad, también tenemos un papel fundamental en el seguimiento y control de los hábitos de los pacientes. Es algo que necesita del compromiso serio y constante de muchos, y es una de las asignaturas pendientes que tenemos como sociedad. 

¿Estamos empezando ya o en qué estadio de este proceso nos encontramos?


M.A.B. Hemos dado ya algunos pasos en algunas escuelas, eliminando las máquinas expendedoras de bollería y zumos industriales, cargados de azúcar. Es un primer logro. Se están haciendo campañas para que los niños entiendan qué es un desayuno saludable que incluya fruta o un yogur. En los insitutos se está trabajando con los chavales sobre las adicciones, como el tabaco. Hemos dado pasos, pero lo cierto es que, por lo menos en el tema de la obesidad adulta e infantil, todavía nos falta replantearnos la estrategia.

¿Por qué es tan difícil luchar contra los malos hábitos nutricionales? 


M.A.B. En estos tiempos de crisis, la obesidad afecta más a la población con menos poder económico porque comer bien es caro. Los alimentos más económicos son aquellos con mayor densidad calórica y eso es un hándicap. Estamos viviendo en una sociedad opulenta, donde hay de todo, tenemos acceso fácil y barato a alimentos súper calóricos y, encima, no realizamos una gran actividad física, y eso está perpetuando una situación peligrosa en el presente, y aún más peligrosa para el futuro.

¿Toda obesidad proviene de un mal estilo de vida? 


M.A.B. La obesidad es un tema muy complejo. Existe una parte de personas obesas que tienen un sustrato genético que conduce a que presenten con más facilidad un balance positivo de energía, a pesar de grandes sacrificios por su parte, tanto en cuanto a dieta como a actividad física: esto es indudable. También los médicos estudiamos si puede haber un obeso metabólicamente sano, y hay estudios tanto a favor como en contra de dicha afirmación. Cada persona es un mundo y hay que analizar y tratar cada caso de forma individualizada. Pero, en cualquier caso, todos debemos estar más atentos a nuestro patrón de alimentación y ser conscientes de que nuestra salud depende en gran parte de qué y cómo comemos.

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